viernes, 28 de diciembre de 2012

... como acaba la película.

Mi 2012 arrancó, laboralmente, con una espectacular semana en Renoir Audiorama, con unas fiestas de Navidad mucho mejores que las de 2011.  Venía más público al cine y películas como "Un dios salvaje", "Nader & Simin", "The artist", nos habían levantado la taquilla a partir de noviembre de 2011.

A pesar de esas películas, la gestión del cine era nefasta desde hacía mucho tiempo.  No se hablaba de los Renoir, nos distinguíamos cada vez menos en la ciudad, no organizábamos pases de prensa ni actividades paralelas a la mera exhibición, en tiempos en que la competitividad en la ciudad, tras la llegada de Aragonia, era mucho mayor.   Si éramos capaces de distinguirnos y de gestionar el cine de otro modo, podíamos seguir dando pelea.

Manifesté en Enero de 2012 mi preocupación a la empresa, con unos correos electrónicos a un alto responsable de Madrid que no se dignó a responder.  El encargado en Zaragoza pregonaba una y otra vez que él había tirado la toalla y la situación parecía no ir con él, cosa que yo no entendía, puesto que los puestos de trabajo de mis compañeros y el mío (como no) no me parecían cosa de broma.  Mi relación con el encargado acabó en una fuerte discusión que me dejó desmoralizado.

Se nos pedía eso sí, desde Madrid, que fijáramos cuanto antes las fechas de nuestras vacaciones de verano.

En Febrero, problemas con la calefacción, alarma de incendios y demás. parecían hechos por nuestro mayor enemigo.  Además se organizaba un preestreno con actores en nuestro cine de mayor competencia (Aragonia) con una película de la distribuidora de Renoir (Altafilms).    Era un puro bombardeo desde nuestras líneas contra nuestro propio cine.

A partir de Marzo se empezó a programar de un modo horrible, incluyendo un pase gratuito para socios de "Intocable" para acabar no estrenando la película, que era un caramelo para la taquilla. La cosa terminó en el anuncio de cierre del cine a los trabajadores el 23 de Abril.  Se cerró el 10 de mayo y yo decidí denunciar la lamentable gestión de los cines, mi inconformidad con lo que transmitía la empresa y especialmente con las maneras en las que se hizo.

No se dejaba acceder a la prensa al recinto y se quería que se hablara lo menos posible de la cuestión para que no salieran más cosas a la luz.  No me dieron mi certificado de empresa, lo redactaron y enviaron mal  e intentaron hacerme la cama todo lo posible.   Nos advirtieron que no había posibilidades de recolocación ni de formación ni de nada.

Recientemente me enteré que nuestro encargado, el que había tirado la toalla, era recolocado en otro cine de la empresa.   Así es fácil tirar toallas.  Hasta uno de los porteros del centro comercial parecía saberlo.   El Toallas no movió un dedo por nada ni nadie, no luchó por el cine, en su gestión día a día, y así nos fue.
Todos en la calle, menos él.  

De esto me enteré hace un par de meses, para acabar de rematar un año nefasto.  En mi cara, hace escasos días, con dos testigos más junto a mí, me decían en la cara que nos habían vendido.

Ha sido un año con dos huelgas generales, con una demolición progresiva de una manera de entender la educación. la cultura, la sanidad, la universidad.  Sólo cuenta salvarse uno mismo, parece ser, como en el caso del Toallas.

Se lleva mucho, hoy en día, eso del "Sálvese
el que pueda".   No creo que ese sea un buen camino hacia ninguna parte.

Hoy ando con una fuerte gastroenteritis que me ha tenido un par de días en cama y fuera de combate.
Mañana tengo reunión con los antiguos compañeros de Renoir.   Allí estaré.  Seguiré mi lucha en el inicio del 2013, con un juicio que tengo marcado para Marzo.

Aquí les contaré, si es posible, como acaba la película.




sábado, 22 de diciembre de 2012

Cosas buenas para 2013!

El árbol de Navidad de Renoir Audiorama,
que parecía torcerse, torcerse, que recogía
postales de Tertulia Perdiguer y Antonio Roy cada año,

... ...

... ...

el pequeño Papa Noel y un servidor os deseamos,
lectores,
buenas fiestas,
y cosas buenas para el 2013.

Que no se cierren cines de mala manera,
Que no vengan Reyes Magos del ERE y el Despido.
Que la Justicia nos ampare!




viernes, 14 de diciembre de 2012

sábado, 8 de diciembre de 2012

Las cosas que se van

Un encuentro ayer, por un rato, con algunos compañeros.   Incertidumbre.  Nos juntamos cinco, que no está mal, y tomamos algo.   Charlamos de todo.   Nos alegra vernos.  Pero en estas fechas que se acercan se recuerda más el rato del café, el Panettone que nos trae A. o los bombones de
S. en el Renoir abierto.   Clientes que felicitan las fiestas cuando se aproximan, como Ramón Perdiguer o Antonio Roy.

El puente de la Constitución se arma el árbol.   Y siempre el soniquete de las máquinas que proyectan, en estos días en que los cines de la cadena que se salvaron están haciendo la reconversión al digital.   Recuerdo perfectamente los platos, su movimiento, sus rutinas.
Las bobinas rodando por el suelo de sala en sala.

La película que pasa por los pivotes de los platos.   O, arriba, quizá montando o desmontando una película.   Baja A, atento para hacer las palomitas en el momento justo.   El saco de maíz a hombros.   Los cambios que se piden entre sesiones.   Las luces cuando el cine queda en penumbra por la oscuridad invernal.  

Algo para merendar, quizá.  La alegría cuando entran espectadores.

Y unos versos que apunté el otro día, a propósito de todo esto, de José Emilio Pacheco.

"Mira las cosas que se van, 
recuérdalas, 
porque no volverás a verlas nunca".



domingo, 25 de noviembre de 2012

Tertulia Perdiguer, 24 de noviembre de 2012

Ayer estuve en la Tertulia Perdiguer, la misma tarde en la que desaparece el gran Tony Leblanc.   De los lugares mágicos que existen en Zaragoza, que te transportan a otro tiempo, es fácil recordar el Teatro Principal, el Café Levante, el Cinema Elíseos, la librería Hermanos Vidal.   Junto a ellos, Bodegas Perdiguer, santo y seña de vinos y de cinéfilos.   Junto a la bodega se reúnen un sábado al mes los cinéfilos en torno al inspirador Perdiguer, hombre de cultura y libros, inquieto y siempre curioso por todo lo que rodea al cine.   A este lugar mágico se accede por un pasillo interior que desemboca en unas escaleras que ascienden hasta una puerta resguardada por Greta Garbo.

En este descanso hay montañas de libros, de películas, de fotografías de estrellas del cine, pero sobre todo hay un refugio, una terapia de cinéfilos que se reunen y escuchan, demostrando que el cine todavía está vivo para ellos, que no es aún un arte de otro tiempo.

Me presentan a Santiago, otro currante como yo de los cines, en su caso en Zaragoza Urbana, durante más de cuarenta años.  Hablamos brevemente sobre decepciones y golpes de la vida.

Vuelvo a fijarme en los cinéfilos según van exponiendo sus opiniones.  Ayer les grababan para un documental.    Estuve más de dos horas, saludando a Pepe Laporta, Rafael Alarcón, Juan Carlos Ajenjo, Fernando Gracia y otros habituales que acudían asiduamente a Renoir Audiorama.   Por allí está el diploma que nos entregaron por Babel, que estuvo años en el cine y ahora ha vuelto a la tertulia.  Pepe, siempre pendiente, me enseña un ejemplar de La Gran Ilusión, el último ejemplar que se editó en papel.  Saludo a Julio Cristellys.  

Afortunadamente, la Gran Ilusión de los cinéfilos sigue viva, en esta tertulia en la que los cinéfilos se apasionan, se enzarzan y hablan por turno, presididos por Ramón Perdiguer, en un rincón luminoso, único, el de una tertulia cinematográfica, especie en extinción y que afortunadamente, está en plena vigencia en esta Zaragoza atacada, en ese frente de la cultura y la educación, a diario, en medio del desconcierto en que nos encontramos.   Ellos resisten y están ahí.

Les dejo antes de que terminen, mientras Luis Betrán defiende "César debe morir",  para acudir al Teatro del Mercado, donde actúa Luis Pastor.  Al salir, bajo las escaleras y vuelvo al peso de lo cotidiano.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Oráculo Borau

Se inauguraron las salas Renoir de Zaragoza con "Niño nadie", de José Luis Borau.   Borau, cineasta resistente, guerrillero, fuera de convenciones.  Lector, escritor, crítico de cine, académico de la lengua.  Guionista, editor de libros, actor, en lucha permanente.   Cineastas como Patino o Erice, como él, nunca pendientes de la taquilla, sólo de la película que querían hacer.   Es un cine que no está pensado para el espectador.  Es el espectador el que tiene que pensar en las películas.   No se le da todo hecho.  Se busca que el espectador se interese, haga su lectura, quede insatisfecho y busque respuestas fuera de la película que ve.   Sus películas no se ven en televisión, en salas comerciales.  Sus libros tampoco están por todas partes.

Hay que buscarlos, perseguirlos.   Esconderse con ellos, tras ellos, frente a un pensamiento único.
Como en una trinchera.

Este 2012 desaparecieron los cines Renoir en Zaragoza.   La Casa del Cine, la tienda de coleccionistas, fetichistas, escondida, también cerró sus puertas, como me recordaba hoy mi amigo Jorge.  Ahora desaparece Borau, óraculo del cine español, como lo ha llamado Elsa Fernández Santos.   Ver sus películas, leer lo que escribió, nos permitirá pensar por nosotros mismos, no seguir al rebaño, como borreguitos.   Descubrir lo distinto.

>> En la foto, Borau en el Paraninfo de Zaragoza.

jueves, 22 de noviembre de 2012

La música y el silencio

Dos reproductores de CD, maravillosos.   Allá sonaban, hasta que la SGAE decidió tomar cartas en el asunto, músicas diversas.   "Esto no es un bareto!", dijo alguien protestando alguna vez.  Sonaba Leonard Cohen, cuando ya cerrábamos en domingo y yo me quedaba allá hasta las tantas.  Sonaban los Beatles, los álbumes rojo y azul que Jaime dejó allí como residentes.   Sonó la banda sonora de "Gladiator", de Zimmer.  Seguro que Alberto J. lo recuerda.  Álbumes que se repetían y repetían.   "Amelie", mucho tiempo y mucho éxito.   Vangelis de vez en cuando.
Michael Nyman, a raíz de su impresionante soundtrack para "The Claim" (El perdón).   A Diego y Alberto A. les gustaba el reggae.   Yo martirizaba a veces a las que se quejaban de Battiato o Sabina.
A veces clásica.   Bach.  Vivaldi.  Grieg.  Mi selección de FNAC de música clásica en el cine.
Zamfir, inolvidable repescado en "Kill Bill".   Phillip Glass y "The hours".   Oldfield y "Crises".
The Rolling Stones al tún tún.   La BSO de "About a boy".  Mucha mucha música de cine.   Jesusini y su Loreena McKennitt.  A Alberto J. le gustaba escuchar y cantar mientras proyectaba, si el que sonaba era Bumbury.  Oscar trajo unas fabulosas recopilaciones de los 60 y 70.  Si era el tío Ponti (también conocido como Ukelman) quien andaba por allí, no hacía falta músicas.  El hacía lo mismo tangos argentinos, que gregoriano, que su famoso tema "Puto guarromitón" (presunta versión, quizá de "Live is life" de Opus).

Luego se decidió hacer propaganda de músicas que se editaban y nos obligaban a poner un bucle absurdo de músicas olvidables, aunque Gekko Turner y su chandalismo ilustrado son lo contrario.  Inolvidables.

Luego el silencio.   El cementerio.   El cine sin música.   Mal asunto.  Curiosamente, al dejar de escucharse música entre sesiones, en las salas, en el hall, las cosas empezaron a declinar en muchos aspectos.

>> El álbum recopilatorio azul de los Beatles, en la imagen.  Uno de mis favoritos.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Digitalización de las salas Renoir

En la nueva versión de LA GRAN ILUSION (pinchar aquí) puedes leer en torno a la DIGITALIZACION  (pinchar aquí) de las salas de cine Renoir.   La de Zaragoza, no, claro,
ahí queda poco que digitalizar, como no sean las huellas dactilares en la puerta de entrada.


viernes, 9 de noviembre de 2012

14N. Respuesta cívica.

No andaba yo esta mañana en mi mejor momento.  Anestesiado por el dentista, por la calle llovía e iba como mareado.   Tenía que enviar una carta certificada y me acerqué a Correos intentando despejarme.

Como un boxeador noqueado, llego a casa.  Son todo buenas noticias, mejoría económica: Gran ERE en Iberia, a añadir al esperpento de los últimos tiempos, que he seguido, en el diario El País, donde mientras alguno cobra 13 millones de euros al año, se liquida a parte de la plantilla.  

Luego se entera uno que la gente, desesperada, se tira por el balcón acuciada por la angustia de que les echan de sus casas.  

La pasta nos ha corrompido por completo.  Se desprecia la cultura, la formación, la conducta.  Vale todo.  Se aplasta a la gente, se les echa a la calle, o se les despide, se les dice que se está cumpliendo la ley (20 días por año trabajado) o similares y encima se tienen que ir tan contentos.

En mi caso, después de diez años en Renoir, recuerdo perfectamente que no se contestaba a mis correos electrónicos, ni antes del cierre, ni después.  Ni se planteaban colocaciones o ideas para la plantilla, para ayudarles.  No habia ningún tipo de conducta con la persona.  Sólo te decían: A la calle, toma el cheque, lárgate.  Déjanos seguir con lo nuestro, no molestes.  Era sólo una conducta económica.  En mi caso, no se me pagó el finiquito, como castigo adicional.   Por supuesto, en estos meses no he recibido ninguna comunicación de la empresa que me despidió, para plantearme alternativas en el sector, o para al menos cumplir con aquel finiquito que me deben.  

Pero esto no es nada, comparado con lo que deben sentir tantas personas, acogotadas, ahogadas en este país.  

La Huelga del día 14 de Noviembre no es sólo una respuesta cívica.  Es otra señal de lo que se le está haciendo a la gente.  No es simplemente una convocatoria sindical.  Es una llamada a recordar que cualquiera, en un mal momento, puede pensar en arrojarse desde una ventana.

Una formación adecuada, la lectura, la independencia, la educación de los chavales, de todos en general, permanentemente, puede ayudar a luchar contra esa angustia, despreciando o arrinconando las conductas puramente económicas.   Es nuestra única esperanza de no convertir este país en algo feo, muy feo.

>> En la foto, Renoir Audiorama desmantelado en Mayo 2012.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Oscuridad

Subimos del rastrillo Ozanam y nos paramos ante la puerta de Renoir Audiorama.

La oscuridad en la calle, a media tarde y la falta de luz en el local del cine, hace que no se vea absolutamente nada del interior.  Es como boca de lobo.   Ya no hay películas raras, ni gente pululando, ni olor a palomitas, ni filas, ni gente despistada leyendo "La gran ilusión", ni el Tío Ponti corriendo al baño.

Sólo oscuridad. Y una puerta cerrada.

Da pena.   Así que nos vamos.   Nos acercamos al Izas con el ritual de comprar la lotería navideña.   Como ya no podemos tener la nuestra, es al menos la del IZAS, bar vecino que homenajea la fecha de la Recopa del
Zaragoza en sus décimos de lotería.  

En el IZAS, no sé si lo conté ya antes, tienen unos formidables bocadillos con nombre pirenaico.
También buenas raciones.  Muchas veces estaba allí 
a la hora de tomar un café antes de entrar al cine.  A veces me encontraba con Epi, o con Manolo E., Perdiguer, Zatoichi comiendo, Fernando Asta...   A veces era con A. u O. después de comer en 
Casa Tena.  

Miguel, también conocido popularmente como "El barbas", trae la lotería y charlamos brevemente.  Dice que hay un posible proyecto de discoteca en el local de Renoir Audiorama.
Nos pregunta por nuestra situación y le decimos que la cosa está jodida, como para todos (o casi todos).  Saludamos a S. y M, que están esa tarde trabajando.

Nos sentamos y recordamos cosas de todo tipo.   Del cierre, de como se hicieron las cosas, de como no se hicieron.   Estamos allí un rato y nos vamos.  

Fuera sigue oscuro. 

sábado, 27 de octubre de 2012

Misterios

En este enlace (pinchar) se cuenta el misterioso caso de "Madrid Days", de José Luis Garci, y su sospechoso aumento de 5000% en la taquilla de un fin de semana a otro.   Son las trapalas o "trapalitos" de la cultura.   Que curioso misterio.

La película la distribuía Altafilms, dicen, porque ahora ya no,. Parece que hay otro misterio con la distribución.

Seguro que Holmes lo resuelve.

Si uno quiere ir hoy sábado a la Universidad, a la biblioteca María Moliner, por ejemplo, un edificio formidable con muchos libros y con buenas salas para estudiar, preparar trabajos, leer, o cosas similares, lo tiene crudo.  La Universidad de Zaragoza ha tenido que cerrar los sábados.  No hay un duro.  ¿Qué es eso de la educación y la cultura?  ¿No deberían ser las bibliotecas las que abrieran los 365 días del año, y no los centros comerciales?

Habría que enviar a Watson a ver que le parece.  Quizá descubra algo.

Sí, sí, vayan todos a Puerto Venecia a consumir.   No sea que se les ocurra pensar, leer, ver cine en versión original, salirse de la corriente.

Ayer leía en twitter a un lector de esta bitácora diciendo que había visto una película en Aragonia.    Único espectador de su pase.   No me extraña con la que está cayendo y con la borreguización a la que se somete a la gente.  Pase, por cierto, más caro, porque lo del IVA no era ninguna broma y han subido los precios pocas semanas después.  

Este país es para tranvías, aparcamientos vacíos en la Romareda antes de construir un nuevo estadio, Expos, cosas de esas.  Para el puro desorden y esperpento.  Y aún se extrañan de que algunos quieran rodear el Congreso.  ¿Qué querían, que se quedaran todos en sus casas viendo Tele5 o el fútbol?

Espero que Holmes y Watson lo solucionen.   Seguro.




viernes, 19 de octubre de 2012

Mal rollo

Que raro se hace, especialmente estos días, estar cerca de Aragonia, y ver cruzar la calle a un matrimonio que era habitual de Renoir los viernes, en el estreno correspondiente, y ahora los ves por la calle, cerca de Aragonia, seguramente tras ver una película.   Parecen desubicados, piensas.

Luego te das cuenta que el desubicado eres tú.  Que te gustaría estar en Renoir, con tal o cual estreno de película extraña y rara, de esas que allá se veían.   

Mal rollo.

Y tras ver a "Los duques de Buckingham" por la calle, al cine. En tu misma sala, viendo "Looper" en versión original, está Julio Cristellys.  Otro habitual cliente de Renoir.   Extraña verle allí.   No le pega.  Es como si no fuera su sitio.  Será, de nuevo, que no es el mío, que no es mi sitio.   Es como si yo no debiera haber estado allí, viendo esa película.

Mal rollo.

Y el maldito día plomizo, de lluvia, de nubarrones oscuros, de que todo parece un gran desconcierto, un puro absurdo.    Pero de nuevo, debe ser que el desconcertado soy yo.    Y pienso en ese artículo que hoy aparecía en Heraldo, una carta de un lector que hablaba de la locura de los mil y un centros comerciales por habitante que hay en Zaragoza, de una ciudad que cada día me horripila más.   ¿Qué Zaragoza es ésta?  ¿Qué ciudad quiere ser?   La Universidad, sin un duro, decide no abrir los sábados porque no pueden pagarlo.   Bibliotecas cerradas.   Filmotecas recortadas.  Cines de centros comerciales poniendo todos las mismas películas.   Pero de nuevo debe ser problema mío.  
¿Qué es lo que pasa?  ¿Qué hemos hecho?  ¿Qué estamos construyendo?   

Mal rollo.

Ante eso, un buen rato la otra mañana en Montesol con los viejos compañeros que cuentan como siguen en la pelea cotidiana, y esta tarde con una veterana compañera y amiga de Renoir, con un café, un carajillo, unos croissants de chocolate, como cuando los tomábamos en nuestro viejo cine, porque hay que escapar de ese "Mal rollo" como sea.   Como sea.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Luces

No tengo idea de fotografía, pero una tarde de diciembre de 2010 me llevé mi cámara e hice algunas fotos en Renoir Audiorama.   Ya se han visto algunas en este blog.   Ahí estaban Flamenco, Flamenco de Saura, Tamara Drewe de Frears o Biutiful de Iñárritu.     Mucha luz en Renoir cuando llegaba la oscuridad y se encendían los focos.

Ayer me llegó una comunicación de que mi juicio laboral se anticipa unos días, a Marzo de 2013... si para entonces este país sigue en pie.  


martes, 16 de octubre de 2012

lunes, 15 de octubre de 2012

Desubicado

Encuentros en los Pilares con la clientela de Renoir, como Rosa, Ramón, Pepe, Juan Carlos... Desperdigados por ahí.   Los mismos de siempre, los cuatro cinéfilos que todavía van a las salas.  Por la calle, por los cines.  Sin Renoir Audiorama.   El año pasado, recuerdo una tarde otoñal yendo a ver "Another year", de Mike Leigh.   No es lo mismo ir al Izas a tomar el café,  o entrar al Parque Grande con la bici antes de ver tal o cual película, o saludar a José Aznar, o ver a Eduardo con el carro subiendo del antes Sabeco - ahora Simply, ni saborear el té o café de la tarde, que andar perdido por los pasillos de Aragonia, rodeados de franquicias y marcas.   Allí no encuentro un Izas para tomar el café.   Lo único que compensa es encontrarse con otros cinéfilos y la versión original.

Anda uno totalmente desubicado.

Abrieron nuevos cines de la empresa Cinesa, en Puerto Venecia.   No tengo coche, así que difícilmente me verán por allí.  Otro artefacto o Estrella de la Muerte del Imperio, como en la saga de George Lucas.  Otro cine igual a todos los cines.

Quizá yo mismo soy ya de otra época.  Por eso no entiendo esto.  No entiendo Puerto Venecia.  No entiendo esta manera de vivir.   No entiendo ese cine de usar y tirar.  Me cansa.   Me agota.   Hay que escapar de esto como sea.     De una ciudad parecida a otras ciudades, todas iguales, todos iguales.   Como en una pesadilla.   Casas iguales.  Comercios iguales.  Cultura igual   Gente que piensa igual.  O que directamente no piensa.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Salimos el viernes del Palafox, de una sesión repleta de veteranos.  La película era "El artista y la modelo", de Fernando Trueba.  Saludamos a Juan Carlos Ajenjo, que nos da su opinión.  Charlamos brevemente y nos dispersamos bajo la lluvia.   Los cinéfilos del viernes, ya lo había olvidado, van ansiosos a tal o cual estreno buscando el chute de la juventud, el chute de cuando eran más jóvenes y experimentaban lo que supone ver una buena, una gran película.   Se hicieron adictos y no pueden dejarlo.

Cuando no lo consiguen, la decepción dura un rato.  Se van a su casa y esperan los estrenos del siguiente viernes, esperando encontrar esa sensación extraña y adictiva.

Ahora que no trabajo, puedo ir los viernes a los estrenos y reencontrarme con esa búsqueda.   Pero me doy cuenta que a medida que voy envejeciendo, esa búsqueda es más difícil, más extraña.

En Renoir Audiorama, la película podía ser buena o mala, pero era lugar de reunión de cinéfilos en busca de su chute.   Aparte de Juan Carlos Ajenjo, podías preguntar que le había parecido la película a Roberto Sánchez, a Fernando Gracia, a Toni Alarcón o a Fernando Sarrato.   Antes o después acababan pasando por allí los cinéfilos con nombre, con sobrenombre o simplemente habituales.

Fernando Asta, el que más películas veía.   Vicente Sanz, el más exigente.   Pepe Laporta, el ubicuo.
Ramón Perdiguer, el mitómano.  Renoir Audiorama no era sólo un cine de Zaragoza; era un pequeño refugio.  Refugio como las bibliotecas públicas, como la Lonja, como el Pablo Serrano.   A veces era como un café.

Pero el capital es lo que manda.   Lo demás es pura nostalgia.

No sé por donde andarán.  En tal o cual pase de los cines que quedan.   En la Filmoteca recortada.
Un poco más dispersos y seguramente echarán de menos alguna rutina propia que incluía la visita a Renoir.  Yo les echo de menos y me alegra cuando me los encuentro.   Porque soy uno de ellos.

>>Plataforma: Somos 13.   

lunes, 10 de septiembre de 2012

Oración


oración.
(Del lat. oratĭo, -ōnis).

1. f. Obra de elocuencia, razonamiento pronunciado en público a fin de persuadir a los oyentes o mover su ánimo



No soy ningún hechicero ni ningún brujo con soluciones que salen de la nada.    Sólo soy un buscador de voluntad para seguir adelante.   La voluntad es mantenerse firme, tener el ánimo sujeto cuando quieren tirártelo al suelo.

No soy creyente, pero entiendo ese deseo de encontrar esa voluntad para avanzar o coger aire, porque estar tirado en el barro, o caerse y hacerse daño en una rodilla, o el simple cansancio en el camino, dan ganas de tirar la toalla.   Yo soy un pesimista, pero soy un pesimista que quiere ser optimista.  Hay que sujetar bien fuerte esa toalla y no pensar en tirarla.   Robert Louis Stevenson, enfermo, viajó a las islas del Pacífico para restablecer su maltrecha salud, aunque aún era un hombre joven.   Conoció a los nativos y se hizo parte de ellos, de algún modo.   Escribió unas Oraciones ("Oraciones de Vailima") que es un libro que me gusta mucho y del que he escrito de vez en cuando en otra parte.

Aquel libro  estuvo algunas semanas en mi taquilla de Renoir Audiorama, con mi ropa y mis pingos.

Todos nos quejamos de dolores que encontramos en el camino.   Días malos.  Algún problema de salud.   Desórdenes familiares.   Incertidumbre y confusión ante la que está cayendo.  Lo que sea.  

Una tarde, durante la jornada de trabajo, encontré a dos compañeros de Renoir
especialmente desanimados por las cosas que no funcionaban en el cine.  Juraría que fue aproximadamente hace un año, en septiembre de 2011.   Se nos escaparon las películas de Urbizu ("No habrá paz para los malvados") y Malick ("El árbol de la vida") que aparentemente podían arrastrar a algo de nuestro público habitual a las salas.   Las películas en cartel estaban ya muy agotadas.

Alguna avería en el bar o algún otro desorden los tenía atados a ese estado de ánimo.  El mío tampoco era bueno, pero rápidamente, como los camaleones, cambié el color, subí a la taquilla y cogí el libro, para recitarles, en el hall, una de las oraciones de Stevenson: "Por la renovación de la alegría".

Quedaron un tanto sorprendidos, y ante mi surrealista pero entusiasta lectura, quedaron distraídos un rato de su preocupación.   Sólo el ánimo, sin hechos detrás, sin un comportamiento activo, no nos traen la solución, pero nos permite seguir adelante.

Como no, aquí está aquella oración:

Si somos malos, Señor, ayúdanos a darnos cuenta de ello y a enmendarnos.  Si somos buenos, ayúdanos a ser mejores.  Así como envías el sol y la lluvia, envía una mirada paciente sobre tus siervos; contémplalos, fertiliza su absoluta aridez, despiértalos, reanímalos; recrea en nosotros el espíritu de servicio, el espíritu de paz.  Renueva en nosotros el sentido de la alegría.



domingo, 9 de septiembre de 2012

La Gran Ilusión que desaparece

"La gran ilusión" era el panfletillo que la gente recogía en Renoir Audiorama y hojeaba antes de ver la película.   Generalmente acababan arrugados en la butaca, por el suelo, en la papeleras.  Alguno lo utilizaría para envolver luego el bocadillo.   Algún cinéfilo como Pepe Laporta o Antonio Roy venían anticipadamente a recogerlo, para coleccionarlo.  

Era un periódico para promocionar las películas, informar un poquito, hacer autobombo, especialmente de las películas de Altafilms, que para quien no lo sepa, es la distribuidora hermana de la cadena Renoir.  Altafilms distribuye y los Renoir exhiben.   El mismo perro con distinto collar.   Era una especie de contraataque contra las publicaciones gratuitas o contra toda la parafernalia o quincalla publicitaria con la que nos bombardean por otras vías para ver tal o cual película hecha bajo el auspicio de las multinacionales del cine. Tenía su lado de encanto y su lado casposo.  Las dos caras.

Podías averiguar que existía una nueva película de José Luis Guerín o de David Lynch, una nueva película de Bernardo Bertolucci o Agnes Jaoui.     Entrevistaban a José Luis Cuerda o a Montxo Armendáriz, a Paul Laverty o a Fernando Meirelles.  Un buen medio para enterarse que había algo más que otra secuela de Walt Disney o la nueva película de Tom Cruise.

Ahora  desaparece este panfleto.  O por lo visto, según dicen, desaparece en el formato papel.   La idea debe ser que siga existiendo una versión en internet, o para descargar, que no lo sé.  

No deja de tener su ironía que La Gran Ilusión quede para cajones o trasteros de coleccionistas, para el recuerdo, para una nebulosa que a muchos se les escapa, en la red.   No deja de tener sentido que el cine sea ya un puro mercadeo para vender chucherías o juguetes, que el reducto o el fuerte en el que quedan unos pocos intentando defender otro tipo de consideración para el séptimo arte sea un sueño pasado u olvidado, de otro tiempo.    

Es el momento de la franquicia, del cine (sala) sin sabor romántico, del cinismo.   O quizá era todo un espejismo y simplemente es que la riada nos va cogiendo a todos.



jueves, 6 de septiembre de 2012

La tomatera

No es todo extrañeza.   Es una parte del pastel, no el pastel completo.    Es alegría encontrarte, como hace unos días, con Juanjo, viejo compañero de EGB y currante del Izas, que alguna vez subió persiguiendo por las escaleras a algún cliente que había olvidado pagar antes de entrar a Renoir a ver una película.   También subió por algún apretón, cuando el baño de Izas estaba inundado de futboleros.   Tengo ganas de volver por allá cualquier día y tomar una buena tapa de tortilla o una croqueta.

Ayer me encontré con Arturo, puro chandalismo y zaragocismo, como siempre.  Reía, se alegraba de verme y me preguntaba por E. y A. Me decía que hace tiempo que no iba a ver películas a otros cines.   Le animé a hacerlo, aunque mi mala memoria no me trajo película alguna a la mente.   

Renoir era un poco, además de un cine, una tomatera.  Tomatera en el tejado,  con vistas a la vieja Romareda.   Se accedía desde una pequeña verja.    La tomatera estaba cuidada por O.  Pero cuando él no estaba, quedaba un tanto abandonada, los frutos caían o volaban, la tierra se secaba, la planta se doblaba, se quejaba.   La maceta era grande, la tierra era buena, pero las tomateras, como los cines, para estar vivas, necesitan cuidados.  Hay que preocuparse por ellas/os y no dejarlas/os tirada/os.    Darles buen agua.   Cuidar a una planta no es ninguna broma.  Dicen, incluso, que hay que hablarles.  Seguro que no les viene mal.

>> La tomatera, en el invierno de 2010.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Extrañeza

Llega septiembre y no doy por terminada esta bitácora.   Lo haré en abril de 2013, cuando se celebre el juicio que me afecta, sea cual sea el resultado.   Hasta entonces seguiré recordando y o escribiendo o divagando, según se mire.  
Eso sí, iré espaciando mucho las actualizaciones, porque es la sensación que tengo.   No quiero repetirme ni ser machacón.

En septiembre sólo se me ocurre animar a cada lector en su "curso", ya sin Renoir. No llegarán, como hubiera sido presumible, al Audiorama, las películas de José Luis Garci, Fernando Trueba, Woody Allen, Julie Delpy, José Luis Cuerda, Ken Loach.   Llegarán, confiemos, a Aragonia o Palafox o Elíseos, a Grancasa, Augusta o Yelmo, no sé si todas o algunas, no sé si otras películas.   Iremos viendo.   Veremos como sigue la aventura de Cineciutat, antiguo Renoir_Palma en su resurreción.

Podré encontrarme casualmente con Ramón Perdiguer o Manolo Moreno, con Fernando Asta o con otros habituales.  Será en otros cines, seguramente.   No habrá algún compañero que pedirá urgentemente ir al baño.  No subiremos corriendo a ver los nuevos horarios, esperando el lunes el anuncio de estrenos o una nueva película en V.O.   No nos desesperaremos cuando reviente la calefacción o no haremos nuestro trayecto cotidiano pedaleando en bicicleta.   No pasaremos al Izas antes de la jornada.  No comeremos bocadillos infames para cenar.  No veremos a los aficionados zaragocistas acudiendo a la Romareda.   Ni a Juanjo protegiendo a algún aficionado de otro equipo.  No explicaremos que nos hemos quedado sin hojas de sala de tal o cual película.  No entraremos un instante en la sala para ver una escena favorita o el trailer de una película esperada.   No nos quedaremos sin pila en la linterna de repente para salir corriendo a buscar otra.   No nos desesperaremos sentados en la escalera cuando ningun espectador acuda a ver una película o cuando la fila para sacar entradas desborde al escaso personal.  

Vi en Madrid, este verano, en Renoir Princesa o Cuatro caminos, o en Retiro, películas en V.O como "Margaret", "The swell season" o "Elefante blanco".   Era todo extrañeza.  

miércoles, 29 de agosto de 2012

Apagar las luces

Llega el temible septiembre de la subida del IVA, que vamos a ver como resisten cines y otros espectáculos culturales (aunque parece que algunos de nuestros dirigentes dicen que el cine no es cultura).   Llega el temible septiembre en que la filmoteca de Zaragoza queda notablemente recortada.   Hoy leo que la biblioteca de Aragón no recibirá una serie de publicaciones por los recortes.

Las realidades son los 20 días por año trabajado, las realidades son la vida cada vez más encarecida cuando vas a comprar unos pimientos, unas patatas o una barra de pan.    La realidad es que un servidor va a la calle con esos 20 días pero se queda sin indemnización alguna al entender que no se lo razonan suficientemente.  La realidad es que por no pasar por el aro uno se queda sin finiquito y sin certificado de empresa.  Al final el certificado llega pero tarde y mal.   Ese es el panorama que estamos haciendo poquito a poco entre todos.

Al final el certificado llega pero el juicio queda para casi un año después.   No me extraña.

Pero no me desanimo.  Eso sí, es imposible evitar un pesimismo profundo al ver la degradación de este país, al ver como se pretende privatizar todo, banalizar todo, manipular todo y descalificar o insultar a todo el que se atreva a discutir algo.   Interesa que haya un pensamiento único.  Hay que acatarlo y seguir adelante, nos dicen.    Prefiero leer a Petros Markaris en "Las luces se apagan en Atenas".

Aquí conseguiremos quedarnos también sin luz, aborregados, atontados, manipulados, todos pensando lo mismo.

Hoy viajaba en un Regional Express de RENFE pensando en lo que puede pasar con el servicio de ferrocarriles si se privatiza.   Da miedo.  Recuerdo una película de Ken Loach, "The navigators", titulada en España "La cuadrilla".   Pudo verse en Renoir Audiorama y aborda lo que sucedió en Gran Bretaña con la privatización de los ferrocarriles públicos.   Cuantos Ken Loach necesitamos!  Cuantos Petros Markaris!  

(En Youtube puede verse la película LA CUADRILLA.  Enlace pinchando aquí>>

miércoles, 22 de agosto de 2012

Semblanzas de cinéfilos: Joaquín Aranda

Joaquín Aranda fue, entre otras muchas cosas, crítico de cine de Heraldo de Aragón, pero las veces que coincidí con él en el hall de Renoir Audiorama, mi sensación era que se trataba de un cinéfilo, un gran cinéfilo veterano que seguía apasionándose por el cine.

No encuentro firmas en la prensa local o nacional, hoy en día, con una personalidad como la de Joaquín Aranda, fumador empedernido que siempre llegaba a la sesión con anticipación, especialmente cuando andaba loco por ver la película.  

Joaquín solía pasear por la rampa que hay junto a la fachada del cine.  Echaba un cigarro, otro, otro dentro (cuando todavía había ceniceros), otro arriba, antes de entrar a la sala.   Miraba la cartelería y se interesaba por fechas de futuros estrenos.  Era habitual los viernes, día de estreno, y sabíamos que la crítica aparecería el sábado o domingo.  Cuando una película no le gustaba (generalmente el cine que sigue la corriente fácil, el cine palomitero, el cine tejido en base a patrones reconocibles, el cine tras el cual no se ve un tipo detrás) podía cargársela con la crítica, porque no era tipo de medias tintas.   Cuando le entusiasmaba, este crítico iconoclasta que conoció a Hemingway o Buñuel, que siempre andaba con un libro en la mano, que más de una vez me preguntó que leía yo (cuando me cazaba leyendo en mi silla del hall), la apoyaba con críticas entusiastas.
Venía a ver las películas que le tocaba criticar y las que no le tocaba criticar, repetía películas que le habían gustado (recuerdo su entusiasmo por "Elephant" de Gus Van Sant, o por "Invencible", de Werner Herzog).
Su crítica fue muchas veces decisiva para atraer al cegato público zaragozano, distraído a menudo por lo que se lleva, por lo que hace ruido, por lo publicitado por el imperio de Hollywood, que a veces es bueno, pero otras es gato por liebre.  

Hace poco recordaba en el Levante, con Roberto Sánchez, su decisiva crítica apoyando "Leo", de José Luis Borau. La película parecía que no llegaba a Zaragoza a pesar del premio Goya que Borau se llevó.  La película, ninguneada, fue estrenada de mala manera y Joaquín la apoyó sin contemplaciones.    Este crítico lector era un resistente contra lo políticamente correcto, contra la gente que parece sacada del mismo molde.   Le gustaba la gente distinta, los cineastas únicos, el cine español que hablaba de la gente, de nosotros, de lo que nos rodea.

Borau, Armendáriz, Bertolucci, Kim Ki Duk y otros cineastas con voz propia, independientes o que buscan narrativas que se aparten de lo corriente, eran siempre los que Aranda ayudaba, no dejándose engañar por artefactos y parafernalias publicitarias o por la crítica mayoritaria.

Me preguntaba por "Alatriste" recién anunciada en cartelería del Audiorama.   Falleció en 2006 sin poder verla.    Desde aquel septiembre, Renoir Audiorama, sin uno de sus grandes defensores, fue poco a poco progresivamente más cercado y acechado.

lunes, 20 de agosto de 2012

Los veranos de Audiorama

Veinte de agosto y un calor de esos que no te deja pensar como no estés en remojo permanente.
Llevo unos días sin escribir en el blog, con poca respuesta a mi convocatoria de PLATAFORMA (es lo único que en estos días parece frío frío), lo que es una buena excusa para darle al coco y a la nostalgia.  Pero el maldito calor no le deja a uno pensar con claridad.  

Recuerdo ver hace años en Renoir Audiorama "El verano de Sam", una estupenda película de Spike Lee.  
Las pelis de Spike Lee, con alguna excepción, no tienen respuesta del público.    El calor trastornaba a los protagonistas de la película.  

"Pleno verano", de Tran Anh Hung, era otra película de esas exóticas que se proyectaban cuando todavía algo de ese tipo de cine aterrizaba en Zaragoza.   Ahora cada vez llega menos.   ¿Alguien recordará esas películas?

Los currantes del cine no estaban tan fresquitos como en "Pleno verano".   Renoir Audiorama podía ser un buen lugar para calibrar las olas de calor.  En cuanto la chicharra apretaba, reventaba el aire acondicionado de alguna sala.   Algún habitual, que llegaba mareado, no encontraba la recuperación deseada al cruzar el centro comercial, una especie de pasaje de rayos UVA a lo bruto.  Recuerdo que con "Café de noche", reventó el aire acondicionado de la sala 2, llegando a temperaturas de sauna, porque en lugar de tirar aire frío, funcionaba en modo calefacción.  Delirante.  La película era estupenda, pero el horno de leña como para asar chuletas en la sala no lo era tanto.  

Con la película "Rencor", de temática playera y canciones de Lolita, reventó el aire acondicionado de la sala 1.  Apagábamos las luces del hall y abríamos las puertas correspondientes, pero allí hacía un calor del carajo.   Era como bajar al infierno que gestiona Billy Crystal en "Desmontando a Harry" (otra película que pudo verse en Renoir Audiorama).

La cabina de proyección era infernal.  Otra sauna.  El mítico A. a veces, haciendo la contabilidad, intentaba soportar el sofocón con un ventilador, pero se le llevaba los papeles y aquello parecía una mala broma surreal.   Pero los momentos álgidos llegaron en el palomitón, que parecía el infierno de Dante cuando reventaba el aire acondicionado del hall.   El palomitero de la última época llegó a registrar temperaturas de 50 grados allí en los últimos tiempos, especialmente en el verano del 2011, achicharrante, sofocante, desquiciante.  

En cierta ocasión tuve que cortar entradas, a las 4 de la tarde, con un bañador puesto.  Pero esa, es otra historia.

>> En la imagen, Adrien Brody y John Leguizamo, en "El verano de Sam", de Spike Lee.

lunes, 13 de agosto de 2012

Cuanto más pobre eres, más cultura necesitas


Estuve con A. y E. en la piscina y luego nos acercamos al Izas a tomar algo.  La fachada de Renoir Audiorama estaba ligeramente distinta, porque alguien ha retirado los posters de las últimas películas que había en cartel.  Así que ahora están los deteriorados cartelones sin poster alguno y la sensación es de mayor abandono y tristeza.  Un auténtico cine cerrado.

No he recibido mucho correo, de momento, con personas interesadas en formar una cooperativa, pero afortunadamente esto no son los 100 metros, sino una maratón.   Así que hasta que no pase tiempo y la gente de Zaragoza se empeñe en dar la espalda a la cultura, con una respuesta inequívoca, seguiré resistiendo, aunque la moral se resienta.

Hoy recibí un correo de los que le animan a uno.  Una persona en paro y sin prestación, que ni siquiera 
vive en Zaragoza, está dispuesta a poner su granito en la PLATAFORMA, si se constituye.  Alguien dispuesto a poner esos 100 euros al año para resucitar Renoir Audiorama.  Desde luego, como dice Petros Markaris, cuanto más pobre eres, más cultura necesitas.

El correo para formar equipo en esa PLATAFORMA es: dantewgomez@gmail.com




martes, 7 de agosto de 2012

Cuantos somos en Zaragoza?

No sé si las visitas que veo diariamente contabilizadas de este blog son una realidad o si en realidad son unos pocos que picotean habitualmente.   No sé si hay una verdadera voz de cinéfilos en Zaragoza con ganas de tener un espacio para el cine y la cultura que no sea el de un centro comercial rodeado de marcas, con el cine doblado, con Batman, Harry Potter y todo ese tipo de cine rodeándolo.

la dirección de email es:    dantewgomez@gmail.com

Puedes enviarme, el nombre, DNI y una dirección de correo electrónico.
Quiero conocer cuanta gente estaría dispuesta a la fundación de una plataforma para salvar los Renoir Audiorama refundándolos en forma de cooperativa.   En Cineciutat - Renoir Palma usaron la fórmula de anticipar 100 euros por un año de socio, con el derecho a dos entradas gratuitas por mes, además de una serie de adiciones que se verían, por el hecho de ser fundadores.

Con los correos que reciba, vería cuantos somos y la posibilidad de una serie de reuniones
de trabajo, si hay gente suficiente.   De momento no habría que anticipar nada de dinero, que quede claro.  Se trata de ver si somos diez, cien, doscientos, ...  Estos correos electrónicos que reciba son sólo para ver cuantos seríamos en primera instancia, para tener los contactos para luego poder convocar a la gente y reunirnos.  

En el centro comercial Audiorama están dispuestos a formar unas reuniones de trabajo si esa
Plataforma se constituye.   Pero las cosas son como son y para eso habría que ver cuantos somos
de arranque y cuantos dispuestos a anticipar esos 100 euros.



miércoles, 25 de julio de 2012

Hoy vi "Elefante blanco", de Pablo Trapero.  Manuel Moreno me dijo que era deprimente.   Lo es.
El elefante blanco es algo así como el absurdo, el absurdo de un hospital gigantesco que nunca se
acabó de construir, el absurdo de la miseria y como ésta destruye el pensamiento, la humanidad y
la dignidad, creando corrupción y violencia. 

Ante el absurdo cabe retirarse de la pelea, dejar que la miseria siga dominándonos, o cabe abandonar
el retiro y pelear hasta que no podamos levantarnos.   

Una película muy buena que os recomiendo.   Los carteles estuvieron un tiempo en Renoir Audiorama,
el previo al cierre.

domingo, 22 de julio de 2012

Semblanzas de cinéfilos: Manuel Moreno


Una llamada telefónica para citarme con Manuel Moreno, veterano cinéfilo que acudía habitualmente a Renoir Audiorama. Mi bicicleta anda deshinchada, pero llego sin grandes dificultades.

Manuel Moreno es un acérrimo barojiano, como yo. Solíamos charlar en el hall de Renoir. Me prestó libros. Tiene 86 años y sigue dando pelea. Me habla de cineclubes, de su vida, de sus amigos, de aquello por lo que ha pasado, y me admiro de su casa, de como se ha formado para ser el que es actualmente. Su casa tiene en todas su habitaciones las mismas cosas: muchos libros, CDs de música clásica, vinilo, con un giradiscos que dice todavía funciona, muchos DVD. Da la impresión de que como su cabeza, tiene todo todavía perfectamente archivado. Sus papeles, sus recuerdos, un retrato de Baroja enmarcado. Un rato de vermut perfecto. Como dice que apenas le queda whiskey, nos repartimos una cerveza que nos cuesta abrir. Hablamos de cine, de Kieslowski (me cuenta su pasión por “La doble vida de Verónica”, que comparto), de Zweig, de Julio Caro, de Valle Inclán. Da gusto escucharle. Me habla de su padre que trabajo como maquinista de ferrocarril, de la tragedia de la guerra civil y de la gente cercana a él que desapareció. Me regala libros y yo le regalo a él mi libro sobre Aristarain. Luego habla un rato de Pau y de la zona francesa del Bearn, también de Venecia, que le apasiona.

Es una conversación caótica pero formidable.

Manuel venía casi semanalmente, en primeros pases, a ver las películas y sigue manteniendo intacta su pasión cinéfila. Ojalá yo, si llego a su edad, mantenga la dignidad que el demuestra, y pueda, leyendo cuanto pueda, viendo más películas, escuchando más cine, intentar ser un poco menos analfabeto. Somos, en el fondo, grandes ignorantes, que necesitamos ser formados, en estos tiempos de incertidumbre.

Así que todos a leer, a ver arte, a escuchar música. Todos al cine. Aunque uno tenga que quitarse algún plato de comida.

>> Kryzstof Kieslowski & Irene Jacob en el rodaje de "La doble vida de Verónica".

sábado, 21 de julio de 2012

Cinéfilos

Ayer estuve con N, O & E.   Cuando hablamos de Renoir Audiorama, les conté que la resurrección es, como no, en buena parte cuestión de pasta.   Y la pasta, podría reunirse.   Tomando el ejemplo de los SOCIOS DE CINECIUTAT en Mallorca (pinchar para enlazar), uno se da cuenta que si un socio pone, digamos, 100 euros como cuota anual  (como fundador), si se consiguen 1000 personas dispuestas a hacerlo, se podrían reunir cien mil euros para reabrir.    Quizá un contable, no lo sé, me diga que en realidad sea necesaria más gente para tener viabilidad de apertura.  Habría que ver como se abre, con cuantas salas, de que manera.   Eso se me escapa un poco.

Es una utopía reunir a esas mil personas, esos cinéfilos, en Zaragoza?  Eso no lo sé.

No es fácil.  Quizá pudiera construirse una web automatizada en la cual el que estuviera dispuesto a esa cuota, pudiera dejar su dirección de correo electrónico.  Podrían plantearse otro tipo de cuotas, de 50, o de 200 euros, o lo que fuera, con otro tipo de socios, según la capacidad económica de cada uno, o donaciones.  

Me quedé pensando en esto.   Luego estuvimos con E. en Aragonia, viendo al gamberro Sacha Baron Cohen haciendo esa gran gamberrada que es "El dictador".  Reconozco que me reí con ganas varias veces.    Nos encontramos con "Indurain", un veterano cinéfilo que solía acudir a Renoir.  Iba a ver "Elefante Blanco", la película de Trapero/Darín que seguramente estaría proyectándose en estos días en Renoir Audiorama si siguiera abierto.

>> Los cinéfilos

jueves, 19 de julio de 2012

Montañas rusas, columpios y toboganes

Ayer, estuve viendo "The amazing Spider-Man" en los cines Aragonia.   En 3D y en versión original.   Este viernes llega el Batman de Christopher Nolan, otro ejemplo, seguramente, de como esta la técnica cinematográfica a día de hoy.  Pronto el Hobbit de Jackson (rodada con Red Epic)

Son películas un poco de parque de atracciones, de montaña rusa.  Cada película es una montaña rusa más sofisticada, más avanzada, con mayores caídas y subidas que la anterior. Hace cinco o diez años pensábamos que la técnica, con los Matrix, Señor de los anillos, etc... había llegado a topes insuperables.  Pero cada año surge algo más avanzado técnicamente, una mejor técnica.

Esta nueva película del Hombre Araña no es sino un paso más.  Es entretenida, electrizante, pero no es mejor que otras películas de esa línea, porque no tiene un verdadero cineasta detrás.   El director, Marc Webb, no tiene nada que decir ni aportar.   Es un tipo al servicio del estudio, al servicio de que la película haga el máximo dinero en taquilla.   No es poco.  

John Schwartzman, el director de fotografía, es el verdadero personaje de importancia, o mejor dicho, su RED EPIC, una pequeña cámara revolucionaria de poco peso, con la que el 3D adquiere nuevas subidas y bajadas de montaña rusa.   (Enlace a la Red Epic pinchando)

Schwartzman se ha referido a esta cámara diciendo que "verdaderamente cambiará el juego".  

Lo cierto es que espeluznante ver a lo que ha llegado la técnica en determinadas escenas de la película.

Pero más allá de esto, el actor que interpreta a Parker y al Hombre Araña es bastante nefasto y la película es lo que es, una Montaña Rusa.

Yo soy más de columpios y toboganes.   Una película como "Las nieves del Kilimanjaro", de Guediguian, o "Kiseki", de Kore-eda, o "Another year", de Leigh, por nombrar tres recientes, o la maravillosa "Tierras de penumbra" de Attenborough, que volví a ver recientemente, me parecen películas más interesantes que este nuevo Increíble Hombre Araña.

Pero el avance de la técnica cinematográfica sigue imparable.  Mejor dicho, de sus juguetes, de su tren eléctrico, como lo llamaba Orson Welles.  Eso está claro.

Por supuesto, que quede claro que recomiendo ver esta película de Hollywood.   Y llevar a niños, hijos, sobrinos, lo que sea.  Una montaña rusa de vez en cuando nunca viene mal.

>> En la foto, la Red Epic!

miércoles, 18 de julio de 2012

No aplatanarse

Hoy tomé unas cañitas con Fernando Asta, el mayor cinéfilo de Zaragoza, o el que más películas ve.  Me dijo que ya ha visto más de doscientas este año.   Fernando es un gran tipo y aproveché la visita, allí al lado, para acercarme a charlar con el gerente del centro comercial donde está ubicado el local de Renoir Audiorama.    Hablamos de muchas cosas, de lo divino y de lo humano.

Me atendió amablemente y durante un buen rato, explicándome las circunstancias en las que está el local, el alquiler y la posibilidad abierta de que si se constituyera una cooperativa, existe la posibilidad real de resucitar esas cuatro salas.  Lo cierto es que está abierto a reuniones de trabajo si somos capaces de conjuntar un grupo de gente y supongo que ver la viabilidad de reunir unos fondos con los cuales tratar de hacer algo como han hecho en Cineciutat, los héroes de Mallorca.

Desde luego es una labor que exige dedicación y ver si efectivamente Zaragoza es una ciudad capacitada para dar saltos de longitud en lugar de quedarse sentada, aplatanada, en el sillón, viendo a otros moverse en lugar de moverse por sí misma.

No sé lo que pasará.  Desde luego reuniendo a la gente y hablando, se podría intentar algo.  El pase de la película de Trueba, el 30 de junio era un primer intento para que se reuniera gente a hablar entre sí.  Otros pases de películas pueden permitir seguir creando sinergias.    El local de Renoir Audiorama parece tener algún otro candidato a ocuparlo, pero la posibilidad sigue abierta para otros.

Yo con mis cosas, con mis proyectos, con lo que escribo, intentaré no quedarme aplatanado, viendo JJOO por la tele.   Prefiero intentar yo correr, nadar, encestar, saltar.  Lo que sea.

>>  Renoir Stars es una tarta que nos comimos, buenísima.  Gracias a los Stars que nos la trajeron!
Mucho más dulces que el Rey Mago Melchor.

Reapertura CINECIUTAT en TVE1.

Aquí, en este enlace  >> http://www.rtve.es/alacarta/videos/telediario/telediario-21h-20120715-2100-169/1464776/

... puede verse el telediario del domingo pasado, con la reapertura de Renoir Palma como CINECIUTAT.   (en el minuto 32).


lunes, 16 de julio de 2012

Los héroes de Mallorca: Cineciutat


Anoche, mientras cenaba, en el telediario de TVE1, hicieron un pequeño reportaje sobre Cineciutat, construido gracias a los cinéfilos de Mallorca, que han resucitado en Renoir de Palma con un nuevo nombre y un nuevo espíritu.

Si uno se empeña, puede lograr cosas. A veces, en determinados proyectos u objetivos, si el enemigo se empeña y es poderoso, puede tirarte al suelo una y otra vez, pero puedes cambiar tu proyecto u objetivo y conseguir cosas.

Lo de Mallorca no ha sido ninguna broma. Es reabrir, en forma de cooperativa, realizando algo inaudito en España en la exhibición cinematográfica. Es algo distinto que puede proporcionar a la gente de Mallorca una nueva manera de ver cine, de ver películas distintas, de atraer a cineastas y gente del cine a esa ciudad, de conseguir no ser iguales a todos los cines comerciales, de formarse y no seguir la línea única de ese cine que quieren que todos veamos (los Batman, los Spiderman, los Harry Potter, … …. todo lo que Hollywood impone).

Hay otras películas. No sé si mejores o peores. Pero hay otras películas, otras maneras, otros caminos para todo. No sólo el capitalismo salvaje y la cultura o subcultura que quiere imponernos este sistema retorcido que aplasta o aísla al que no piensa como él.

Yo quiero ver el documental de Wim Wenders no estrenado. Quiero ver ese otro documental sobre Bob Marley. ¿Por qué no se estrenó en Zaragoza la película de Paco León? Quiero que se vean las películas de Kore-eda. Insisto e insistiré en que Kiseki_Milagro, una de las películas más deliciosas que he visto estos últimos meses, no se ha visto en Zaragoza. Quiero otra exhibición cinematográfica y otra manera de pensar.

>> Renoir Palma, metamorfoseada en Xarxa, en Cineciutat (Pinchar para enlazar).

sábado, 14 de julio de 2012

Momentos absurdos favoritos: "Nader y Simin. Una separación".

Uno de mis momentos absurdos favoritos de los últimos meses en Renoir Audiorama se produjo el pasado mes de Diciembre.

En Zaragoza, la empresa Zaragoza Urbana suele llevar en exclusiva las películas de la distribuidora Golem. La película iraní “Nader y Simin. Una separación” no llegó a Zaragoza cuando tenía que llegar (al parecer una discusión sobre la sala elegida por Zaragoza Urbana para proyectarla).
Como en Renoir Audiorama teníamos una programación bastante floja, a mi jefe se le ocurrió la genial idea de mover algunos hilos para ver si podíamos repescarla durante el puente de la Constitución & Inmaculada.

Él creía que no había copia doblada (siempre más taquillera) pero a pesar de ello decidió pedirla pensando que sería en V.O. No fue así, nos mandaron la copia doblada, ante su sorpresa. La película era un pegote para rellenar cartelera unos días, pero la crítica de 5 estrellitas (de nuevo el punto G del público zaragozano) hizo lo que tenía que hacer. Lleno tras lleno con la mayoría de público atrapado y sorprendido por la gran calidad de la película, inquietante, reflexiva, de indudable poso.

Así que el estreno que no iba a ser, la película que no había llegado a Zaragoza, llegó, triunfó y se retiró de cartelera, semanas después, cuando todavía podía haber seguido un poco más.

En estas últimas semanas no llegaron películas importantes como la nueva de Kore-eda -“Kiseki (Milagro)-, el reciente documental de Wenders, otro docu interesante sobre Bob Marley o esta misma semana, si no me equivoco, The Swell Season, continuación de aquella maravillosa película que era “Once”.

Esta es la Zaragoza cinematográfica actual, con la Filmoteca desaparecida hasta septiembre (y desde entonces recortada), sin Renoir, sin rumbo claro.

viernes, 13 de julio de 2012

>> Los pasillos de la cabina,

que parecían la Capilla Sixtina...

de los estrenos que fueron...

miércoles, 11 de julio de 2012

No perder la luz

Después de los mil y un palos que me meten en la bicicleta, intento seguir pedaleando.
Ahora nos dicen que tenemos que apechugar los del desempleo, los funcionarios, los currantes,
que con el IVA nos van a cobrar más y que los responsables somos nosotros.  Siempre
somos nosotros.

El cierre de un cine viene de que la gente no va lo suficiente, del pirateo, de las obras del
tranvía.  Pamplinas.  El cierre de Renoir Audiorama venía fundamentalmente de una gestión
nefasta.  Nefasta.   Una falta de cuidado y atención y una despreocupación total desde
Madrid exprimiendo la vaca sin darle pasto.   Ahora resulta que los culpables son los
sanitarios, los maestros, los mineros, los de siempre.

¿Y los qué han gestionado, robado, expoliado, saqueado este país?   Los Urdangarines,
Dívar & CIA que debían estar entre rejas ahí siguen y la gente de la calle que les da la
confianza a ser aplastados.  La cultura se nos va por el retrete con el esperpéntico Wert.
Un país en el que la subcultura se repartirá para todos.  El que quiera algo más tendrá
que buscársela por su cuenta, como pueda.  Y le dirán que es un pirata o un antisistema.
Así nos va.

Queda intentar informarse, pero sobre todo no rendirse, tomando ejemplo de esa luz
de los mineros, que iluminó anoche Madrid.   No puede uno quedarse como el avestruz.
Hay que luchar por la dignidad, a costa de todo.  Hay que mantener el ánimo alto en medio
de este desconcierto.


martes, 10 de julio de 2012

Las estrellitas de OBABA

Aprovechando que hoy pasan en TVE2 la película de Montxo Armendáriz, "Obaba", me vino a la mente una de esas Historias de los Renoir, olvidadas por todos pero presentes en mi dañada mente.

La película se estrenó en la sala1 de Renoir Audiorama, y durante el viernes del estreno parecía otra de esas películas que pasarían sin pena ni gloria a pesar de su gran calidad.   Las películas de Montxo en Renoir Audiorama darían para otro articulito.  Y las aventuras del gran Joaquín Aranda, también.
De hecho, en estos días prometo escribir un articulito sobre los críticos del Heraldo, centrándome en Joaquín.

Joaquín, defensor del cine español (del bueno, del mejor cine español, no de las mediocridades) sí que estaba el viernes del estreno en Renoir Audiorama para ver la película, un puzzle basado en la obra de Bernardo Atxaga, que trata de desentrañar un poco los misterios y lo que es el pueblo vasco.

Lo dicho, vinieron los fieles de siempre el viernes del estreno y Joaquín sacó su crítica, entusiasta, entregada el sábado.  5 estrellitas, que son las que tocan el punto G del público de Zaragoza.  Al público de Zaragoza no le importan ni Boyero, ni El País, ni Fotogramas ni ninguna otra publicación.  Sólo cuenta el Heraldo de Aragón, diario de esta tierra desde 1895, si no recuerdo mal.

Así que las 5 estrellitas llenaron la sala a las 6, a las 8 y a las 10.   320 butacas.   La película debió hacer en una tarde cerca de 1000 espectadores.   (En la última época la sala 1 no tenía tanto aforo al cambiar las butacas).  

Pero esta anécdota importa poco más allá del recuerdo en mi mente.  Lo que cuenta es que la película existe y es una película para ver, pensar, reflexionar y no aborregarse.   Es una película formidable de uno de nuestros mejores cineastas.   La recomiendo a los lectores y especialmente a los admiradores de Pilar López de Ayala y Bárbara Lennie.  

>>  En la foto, Pilar López de Ayala en "Obaba", de Montxo Armendáriz.
>> Joven currante bajando...

... por la barra!


Algunos ya no tenemos cuerpo
para estas acrobacias.


lunes, 9 de julio de 2012

Los Sergios (Algora, Casado y otros)

Los Sergios estamos un poco locos.  Somos guardianes locos, de bares, de personas; somos marcianos escondidos.  En la barra, visibles o invisibles, según nos conviene.

Yo hubiera estado hoy, seguramente, en Renoir, achicharrado porque no habrían arreglado el aire acondicionado que se hubiera estropeado en las últimas semanas.    Afortunada o desafortunadamente estoy en una terraza, en un bar, como siempre.

Afortunadamente estoy descansando, leyendo, escribiendo, paseando, escuchando música, recordando otro Sergio, quizá yo mismo, quizá otra persona, desaparecida hace cuatro años.   No era casualidad que yo entrara a Plasticland y comprara discos y estuviera él vendiéndomelos.  No era casualidad que aterrizáramos en la misma empresa cuando se implantó en Zaragoza.

El otro Sergio, el que soy yo mismo a veces, me despidió con Paco.   Su cara en aquel momento dejaba entrever que no duraría mucho más que yo en aquella empresa.  Aquello de despedir gente no iba con él.  Con él iba la música, la diversión, la bebida.    Repetía y repetía: "Yo lo que quiero es tener un bar".

Y lo tuvo.  Un bar que sigue hoy en día, sin él.   Un bar, barra, en la que escuchar su música favorita, y beber, beber mucho.   Pero mucho.

Hablaba mucho de cine con el otro Sergio.  Recuerdo mi cara y la suya el día que me prestó un VHS grabado de TVE con la película de Peter Weir, "Picnic en Hanging Rock", una de mis favoritas, y de las suyas.  También me dejó "The plumber"(El fontanero), otra olvidada y formidable película de mi australiano favorito.  Hablábamos de Weir, de Lynch, de Buñuel, de marcianos del cine extraños.  Porque nosotros también somos, éramos, marcianos entre terrícolas.  

Ya despedido, acudí a una cena de empresa en la que él y otros colegas y amigos de la empresa (que para todos nosotros ya es hoy ex-empresa) estábamos en la misma mesa, en la que en un momento determinado, Sergio, ante la modorra y el alcohol existente, dijo:  "Lo que tenemos que hacer es dejarnos bigote".

Algunos le dieron la razón. Otros nos quedamos extrañados y embriagados o alucinados y no le hicimos demasiado caso.  Pero obviamente hablaba en serio.  

Ahora le entiendo un poco más y me alegro de ello.

Para Sergio Algora.


>> Picnic en Hanging Rock, de Peter Weir.