domingo, 22 de julio de 2012

Semblanzas de cinéfilos: Manuel Moreno


Una llamada telefónica para citarme con Manuel Moreno, veterano cinéfilo que acudía habitualmente a Renoir Audiorama. Mi bicicleta anda deshinchada, pero llego sin grandes dificultades.

Manuel Moreno es un acérrimo barojiano, como yo. Solíamos charlar en el hall de Renoir. Me prestó libros. Tiene 86 años y sigue dando pelea. Me habla de cineclubes, de su vida, de sus amigos, de aquello por lo que ha pasado, y me admiro de su casa, de como se ha formado para ser el que es actualmente. Su casa tiene en todas su habitaciones las mismas cosas: muchos libros, CDs de música clásica, vinilo, con un giradiscos que dice todavía funciona, muchos DVD. Da la impresión de que como su cabeza, tiene todo todavía perfectamente archivado. Sus papeles, sus recuerdos, un retrato de Baroja enmarcado. Un rato de vermut perfecto. Como dice que apenas le queda whiskey, nos repartimos una cerveza que nos cuesta abrir. Hablamos de cine, de Kieslowski (me cuenta su pasión por “La doble vida de Verónica”, que comparto), de Zweig, de Julio Caro, de Valle Inclán. Da gusto escucharle. Me habla de su padre que trabajo como maquinista de ferrocarril, de la tragedia de la guerra civil y de la gente cercana a él que desapareció. Me regala libros y yo le regalo a él mi libro sobre Aristarain. Luego habla un rato de Pau y de la zona francesa del Bearn, también de Venecia, que le apasiona.

Es una conversación caótica pero formidable.

Manuel venía casi semanalmente, en primeros pases, a ver las películas y sigue manteniendo intacta su pasión cinéfila. Ojalá yo, si llego a su edad, mantenga la dignidad que el demuestra, y pueda, leyendo cuanto pueda, viendo más películas, escuchando más cine, intentar ser un poco menos analfabeto. Somos, en el fondo, grandes ignorantes, que necesitamos ser formados, en estos tiempos de incertidumbre.

Así que todos a leer, a ver arte, a escuchar música. Todos al cine. Aunque uno tenga que quitarse algún plato de comida.

>> Kryzstof Kieslowski & Irene Jacob en el rodaje de "La doble vida de Verónica".

3 comentarios:

  1. Emotiva vivencia la compartida por tí y este cinéfilo.Amistad sincera y cultivada.Hace unos días hablaba con una amiga polaca de Kieslowski.Y me preguntaba dónde había una sala de cine alternativo en Zaragoza.La respuesta esta´.. en el viento.Aunque el nuevo IVA para los cines se antoja imposible para los nuevos emprendedores.

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  2. A mí esa película de Kieslowski me pareció un truño de proporciones bíblicas, lo siento.

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  3. Anónimo... es comprensible. Hay películas que te entusiasman o te irritan, que no admiten término medio. Aún recuerdo que "Copia certificada", de Kiarostami, o "Elephant", de Gus Van Sant, provocaban que muchos espectadores se fueran del cine enfadados o que no las terminaran de ver. Venían respaldadas por la crítica. Pero una cosa es el público y otra la crítica.

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